No haga ofertas a esta casa.

O dicho de otro modo:  “no haga ofertas a esta casa, si no es vd. un profesional”,  que sería lo menos que podría exigírsele a quien desarrolla cualquier tipo de actividad, una dosis mínima de profesionalidad. Bien es cierto que ningún título, ninguna distinción, nomenclatura,  ni  pertenencia a colectivo  alguno supone en si garantía de nada; y  que es en última instancia cada persona, cada  individuo tomado de uno en uno el que labrará su verdadera imagen ante los demás. Pero dicho y sabido esto, a nadie le molesta comprobar en las paredes de las salas de espera la capacitación de nuestro dentista, ni el Colegio al que pertenece nuestro abogado o nuestro asesor fiscal. La titulación, la visualización de la “oficialidad”  del profesional en cuestión, de algún modo nos tranquiliza, de manera tal vez inconsciente nos relaja y nos predispone  a una relación con garantías, al encuentro con  una persona suficientemente cualificada que va a satisfacer nuestras necesidades personales o empresariales.

 

Los colegios, las agrupaciones gremiales, la sindicación de los profesionales no es algo actual, no es ninguna novedad ni se trata de un invento de nuestro capitalismo actual, ni de la sociedad de mercado que nos ha tocado vivir, se trata de una solución a problemas planteados ya en plena Edad Media. La necesidad y el interés de sentirse perteneciente al colectivo hace sentirse seguro y fuerte tanto a la persona como al grupo al que pertenece. Era, es y será siempre necesario conocer  que la persona con quien tratamos cumple unos requisitos mínimos establecidos por nuestra sociedad para dedicarse a la actividad que le trae ante nosotros (sea esta cual sea).  Pues bien la Agencia Comercial no va ser menos, y el Colegio de Agentes Comerciales no sólo sirve para satisfacer las necesidades laborales y fiscales a sus Colegiados, sino que garantiza un plus a quienes contraten sus servicios.

 

En palabras del propio Colegio: la organización colegial vela por la buena práctica de la profesión, asiste y forma deontológica y profesionalmente a  los Agentes Comerciales colegiados. Ellos sabrán defender con integridad y espíritu de superación los objetivos de su empresa. Es nuestra garantía. Es su seguridad. Es la tranquilidad de no saberse solos y de contar con el respaldo de una organización centenaria como el propio cartel anunciador.

 

Colégiate y exige la Colegiación, es bueno para TODOS.

 

 

Salvador Glez. Morgado